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OTRA MIRADA

La mente matemática

Vivir las matemáticas desde la perspectiva de María Montessori es una puerta a un mundo fascinante, donde se tornan atractivas, vivas y divertidas.

Desde la perspectiva y la inspiración que nos deja María Montessori las matemáticas se comprenden desde lo simple y se vivencian desde lo concreto, cotidiano y diario, como un verdadero regalo.

Todos deberíamos pasar por el cuerpo estas experiencias matemáticas, nos daríamos cuenta de cuánta riqueza nos hemos perdido, detrás de rigideces, de pensar que las mátematicas están separadas de nuestro entorno, y sobre todo sentir que esta área es para algunas personas, con “otra inteligencia”.

La buena noticia es que nuestra mente posee una habilidad (entre muchas otras) y es que todos nacemos con una “mente matemática”. Montessori la describió dentro de las tendencias humanas, “habilidades que poseen todos los seres humanos, para perpetuar su espíritu y su especie”. Esto quiere decir que, aunque pensemos que “odiamos las matemáticas”, ellas conviven con nosotros a diario y nos son muy necesarias.

¿Qué es esa "mente matemática" con la que nacemos?

Si la tuviéramos que definir, según las palabras de Blaise Pascal, filósofo francés, físico y matemático, diríamos que:

  • Es la parte de la mente humana que es exacta, ordenada y precisa.
  • Es la parte del razonamiento lógico que ayuda a establecer patrones, relaciones exactas, orden, precisión.
  • Permite medir, cuantificar y clasificar todo lo que descubre.

Está presente desde el nacimiento, con la potencialidad de desarrollarse dentro de un ambiente propicio.

El lenguaje y las matemáticas son una creación de la mente humana, es decir las matemáticas no existen por sí solas; sino que son una expresión de la razón, es un reflejo del pensamiento y de cómo el ser humano organiza su información, la que luego se convierte en nuevo conocimiento dentro de la mente.

Te ayuda en tu cotidiano

La mente matemática trabaja todos los días, en nuestra vida diaria pero rara vez pensamos en ello; por ejemplo, ¿Cuánto debo tardar en la ducha hoy?, ¿Cuantos minutos me toma llegar al trabajo?, ¿Para cuántos kilómetros me alcanza la gasolina?, ¿Tengo suficiente harina para cocinar?, ¿Cómo organizo mi día mañana?...

En cada acción cotidiana, ponemos la mente matemática al servicio de nuestro día, utilizándola desde la mañana, al hacer el desayuno y calcular la cantidad necesaria de agua para el café, azúcar, leche, etc. O al pensar en las recetas que siempre llevan una medida, calcular al poner la mesa...

Y así podríamos dar muchos ejemplos que nos brindan la consciencia de esta característica humana, tan propia.

Desde que el ser humano apareció en la Tierra, ha contado, medido, calculado, planeado y ha podido predecir. Este es un lenguaje que creció con la civilización, es un regalo más de nuestra inteligencia.

Si miramos hacia atrás, podemos hacer un recorrido imaginario y descubrir que el hombre en sus inicios contaba hasta donde sus dedos le permitían y todo lo demás se volvía “un montón” o “una pila”.

No había mapas, ni calendarios... Estos aparecieron a través del ensayo y el error. En esos tiempos utilizaban el Sol, la Luna y las estrellas como guías. El ciclo de la Luna era lo que les daba la forma más repetitiva para medir y contar los días entre una fase y otra de la luna, para favorecer sus cultivos, o emprender un viaje, y entender los ciclos de la naturaleza.

Empezaron a observar que había aproximadamente treinta días entre cada luna y que había doce lunas antes de que apareciera de nuevo la primera, así es como surgió el primer calendario lunar.

Y así podemos recorrer la historia con muchos ejemplos y legados de la humanidad en relación a las matemáticas, cómo esta característica ha permitido, diferentes descubrimientos que han aportado otras formas de vivir la vida, Leonardo Da Vinci, fue un precursor, un soñador de numerosos inventos y bosquejos que han permitido, grandes inventos de la humanidad.

Ha surgido la Ingeniería, los puentes, los aviones, las construcciones. Siempre el hombre intenta mejorar la vida humana. Es importante hacer consciente el don de nuestra mente, para seguir acompañando a la humanidad y a todos los seres que comparten el planeta Tierra con nosotros, a un lugar de mayor comunión y cuidado.

Los niños y la mente matemática

Los primeros años del niño están llenos de experiencias concretas, que preparan indirectamente su mente matemática. De una manera inconsciente, pero muy atentos y concentrados, los niños notan las diferentes propiedades de las cosas que les rodean.

Observan, experimentan y abstraen finas distinciones con relación a volumen, forma, dimensiones, textura, temperatura, etc., cuándo llegamos al mundo, somos exploradores natos, y nuestros sentidos, se ponen al servicio de nuestra inteligencia.

De una manera simple, sencilla, sin temores, buscamos conocer el mundo, no solo mirando, sino escuchando, oliendo, sintiendo, tocando y pasando por el cuerpo todas las experiencias posibles.

Por esto es importante dar lugar a los niños. Que de una forma segura, se sientan habilitados y nunca condicionados, a explorar. Esto les permite clasificar y seguir secuencias que le ayudan a clarificar y organizar su mente, desarrollando así la base de los conceptos matemáticos.

Un ambiente ordenado donde desarrollarla

Los ambientes preparados por donde el niño se desenvuelve, pueden presentar muchas características, pero si conocemos que una habilidad de la mente humana es la “mente matemática”, necesitamos buscar la forma de “alimentarla”.

El orden externo colabora al orden interno y donde hay orden circula la energía del amor.

Llevemos este ejemplo a la vida diaria, cuándo inicio mi día de manera ordenada, me levanto con tiempo, tengo mi ropa preparada o bien mi placard ordenado para vestirme y escoger lo que deseo ponerme, puedo tomar mi infusión o comer mi fruta, repasar con mi agenda mi día, el día se torna más amigable.

El orden podría decirse que es un aliado y se puede sentir como un gran abrazo que contiene.

En los niños el orden es fundamental para orientarse y comprender cómo funciona su vida, cuando son pequeños su mente es inconsciente, por eso necesitan tanto de una rutina, porque aún no pueden anticipar ni razonar que es lo que vendrá, por ejemplo, después del baño, a no ser que sea constante y se genere un hábito de cuidado.

Cuando ordenamos el día de nuestros hijos, ellos comienzan a sentir seguridad y confianza, primero en su entorno cercano, esto genera tranquilidad en su interior, se sienten protegidos, mantener una rutina, es alimentar la mente matemática. Como por ejemplo:

  • ordenar sus juguetes, clasificarlos, no poner todo a disposición.
  • poner contenedores pequeños para que puedan manipularlos.
  • que los estantes estén a su altura.
  • que el espacio de juego sea confortable.
  • que cuenten con una alfombra como contención.
  • que puedan moverse en forma autónoma.

Nuestra propuesta para ti

Te invitamos a hacer el ejercicio de pensar el día desde los horarios, donde pensamos y armamos el ciclo del día, hasta los espacios, donde pensamos cómo están disponibles en cada etapa del desarrollo del niño, hasta los momentos especiales de cada parte de ese día, que para el niño es mágico, es único e irrepetible, porque para el niño es un día a la vez, un niño nuevo cada día.

  • Pensar el despertar
  • Pensar en el momento que se cambian
  • Sentir, ver, observar, el momento que desayunan
  • Caminar, salir al coche, sentir el sol, el viento, mirar la naturaleza, llegar al cole...
  • Volver a casa, pasar tiempo juntos, el baño, la lectura, los masajes, jugar, mirarnos, hablar, cenar, compartir,
  • Y cerrar un nuevo día en amor y agradecimiento.

Podemos alimentar la inteligencia y la mente matemática y al mismo tiempo el espíritu. Cuando logramos conectar con un niño, logramos conectar con nosotros mismos, ellos nos vuelven a traer a la magia de la vida.